Silencio y discernimiento: cómo construir fortaleza espiritual incluso ante críticas


Introducción

Quiero compartir una experiencia personal que me enseñó mucho sobre obediencia, discernimiento y la obra del Espíritu Santo, incluso cuando parece que no estamos haciendo nada visible.
Es importante aclarar que la intención de este testimonio no es señalar ni acusar a nadie, sino exponer mi proceso tal cual lo viví. Mi esperanza es que otros que estén pasando por situaciones similares puedan sentirse acompañados y fortalecidos.


El desafío del silencio

Durante un tiempo, me encontré en una congregación donde llegué con un fuerte llamado a predicar y enseñar lo que Dios me había dado. Sin embargo, pronto me di cuenta de que algunas dinámicas internas no coincidían con la dirección del Espíritu Santo. Aunque mi corazón quería actuar, aprendí que había momentos en los que guardar silencio era la obediencia correcta.

Fue un proceso muy duro, tanto emocional como espiritualmente. Ver cómo el liderazgo humano a veces se imponía sobre el mover del Espíritu me generaba tensión, porque estaba acostumbrado a un lugar donde el pastor se guiaba por el Espíritu y no por normas o reglas humanas, incluso si no se predicaba, y yo no era el único que predicaba.

Durante ese tiempo, me sorprendía observar pequeños detalles que hablaban más que las palabras: actitudes de los hermanos, reacciones ante la oración, la forma en que algunos se acercaban a pedir consejo. Todo eso me ayudaba a distinguir la obra de Dios de lo que era humano.


Discernimiento y obediencia

Mi esposa y yo tuvimos un debate interno sobre quedarnos o irnos, pero no era por nosotros, sino por cómo Dios podía obrar a través de nosotros. Aprendimos a diferenciar entre lo que era movimiento humano y lo que era obra del Espíritu Santo, y a mantener la integridad sin buscar validación o aprobación de nadie.

En muchos momentos de oración, yo simplemente expresaba mi corazón a Dios: mis deseos de enseñar, mis frustraciones por no poder actuar, y mi anhelo de que la verdad de Él se manifestara. Esa comunicación sincera con Dios me ayudaba a mantenerme firme y sereno.

Decidimos actuar con silencio, oración y unidad, confiando en que Dios estaba obrando incluso cuando nosotros no veíamos resultados inmediatos.


Frutos visibles incluso en silencio

Aun en silencio, Dios obró de maneras que nos sorprendieron:

  • Nuestro testimonio como pareja fue observado por otros y se convirtió en ejemplo. Muchos hermanos comentaban cómo se inspiraban en la forma en que nos tratábamos y nos apoyábamos.
  • Pudimos ver cómo el Espíritu tocaba vidas a nuestro alrededor, incluso cuando nosotros no interveníamos activamente. Personas se acercaban con dudas, buscaban oración o encontraban respuestas sin que nosotros tuviéramos que insistir.
  • A veces, uno puede notar “piedras” siendo lanzadas desde el púlpito: palabras, críticas o actitudes que buscan juzgar, limitar o intimidar. En lugar de dejarlas afectar nuestro corazón, aprendimos a recoger esas piedras y usarlas para construir un muro de protección espiritual, fortaleciendo nuestra fe, nuestro discernimiento y nuestra confianza en Dios.
  • Esto nos confirmó que la obediencia silenciosa puede producir frutos más grandes que cualquier acción visible. A veces, el impacto más profundo se da sin que se vea.

Aprendizajes y reflexión

De esta experiencia aprendí varias cosas que quiero compartir para quienes puedan estar pasando por algo similar:

  1. La fidelidad al Espíritu Santo es más importante que encajar en estructuras humanas.
  2. El silencio puede ser una forma de servicio y protección espiritual.
  3. Dios obra incluso cuando no actuamos directamente.
  4. Mantener la paz interior y orar por todos, incluso por quienes no entienden nuestro camino.
  5. Observar y aprender, incluso en silencio.

Conclusión

Salir de un entorno donde el Espíritu no es el centro no significa rebeldía ni fracaso. Significa discernimiento y obediencia. Aprendí que, a veces, Dios nos llama a caminar en silencio, confiando en que Él obra más allá del ruido y de las estructuras humanas.

Espero que este testimonio pueda inspirar a otros a confiar en la obra del Espíritu, aunque el mundo no vea ni comprenda lo que Dios está haciendo en su vida. Que cada lector recuerde que la fidelidad silenciosa puede ser más poderosa que la acción inmediata, y que el discernimiento es un proceso que fortalece el corazón y la fe.

Autor: Sergio Granados
Ministerio / Blog: Precursores de Cristo.

Deja un comentario