Un mover sencillo, pero vivo

Hay momentos en los que Dios no nos lleva a hacer cosas grandes a los ojos del mundo, sino cosas fieles. Desde hace tiempo, cada domingo por la mañana, comparto la Palabra en el patio, con un altoparlante, oración, lectura bíblica y alabanzas sencillas. No hay escenario, no hay luces, solo un corazón dispuesto y la dependencia total del Espíritu Santo.

En ese mismo fluir nació una alabanza evangelística que titulé “Clamor por el perdido”. No nació buscando música bonita ni palabras elocuentes, sino como una oración cantada, un clamor intercesor por aquellos que aún no conocen al Señor o que están cansados, cargados y sin esperanza.

No es solo música, es llamado

Hoy muchos confunden el evangelio con entretenimiento o emoción. Pero el verdadero evangelismo no necesita adornos; necesita verdad viva. No se trata solo de recordar el sacrificio en la cruz —que es glorioso y eterno— sino de anunciar que el Dios vivo sigue llamando, convenciendo y salvando hoy por medio de Su Espíritu.

Jesús mismo lo dijo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

Ese llamado no quedó en el pasado. Sigue resonando hoy, en patios, calles, casas y corazones.

Un testimonio fresco

Hace poco compartí una de estas canciones y recibí este mensaje que me llenó de gratitud:

“De verdad segi, son super lindas… no sabía que tú las hacías, tremendo talentazo, qué bien. Son bonitas, no creo que haya alguien que no le guste.”

Más allá del halago, esto confirmó algo importante: cuando algo nace del corazón y es guiado por el Espíritu, llega al corazón de otros. No para exaltar al hombre, sino para señalar al Dios que salva.

Un clamor por los perdidos

Esta alabanza no está dirigida a los rescatados, sino a los que aún están lejos. Es una invitación sencilla, como el clamor de Pedro cuando se hundía:

“¡Señor, sálvame!”

A veces esa es la oración más poderosa que una persona puede hacer.

Canción: Clamor por el perdido


Verso 1 – Clamor del perdido

Ahí donde están, no necesitan palabras elocuentes,
solo un corazón dispuesto, obediente al llamado hoy.
Levanten su voz y clamen al Dios de la salvación,
como Pedro en el agua gritó: Señor, sálvanos.


Verso 2 – Jesús llama (Mateo 11:28)

Ven a mí, los cansados y cargados, dice el Señor,
yo les daré descanso, conmigo no tendrán temor.
Yo estaré junto a ustedes hasta el fin,
dejen sus cargas a mis pies, confíen en mi amor,
y hallarán la paz que sus almas han buscado.


Verso 3 – La cruz y el Espíritu vivo

La cruz habló de tu amor sin medida,
allí se pagó nuestra deuda caída.
Pero hoy tu Espíritu se mueve aquí,
Dios vivo llamando dentro de cada corazón.


Coro (repetir)

Señor, sálvanos, aquí estamos,
no tenemos fuerzas, pero oyes nuestra voz.
Señor, sálvanos, clamamos a Ti,
Dios de la salvación, ven hoy a nosotros.


Cierre – Oración de intercesión

Señor, ven a los que hoy te buscan,
a los que están cansados y cargados, a los que no ven esperanza.
Acércate a los que sienten temor,
a los que caminan perdidos en la oscuridad,
y toca sus corazones con tu Espíritu Santo.
Convence, salva y sana, Dios vivo,
que puedan dejar sus cargas a tus pies, confiar en tu amor,
y hallar descanso y paz que sus almas han buscado.
Que tu nombre sea proclamado en cada corazón,
y que tu luz rompa toda sombra y desespero.
Ven, Señor de salvación, y restaura vidas hoy.
Amén.


Una invitación final

Si estás leyendo esto y te sientes cansado, cargado o lejos de Dios, Él no está lejos de ti. Clama. No necesitas palabras perfectas. Solo un corazón sincero.

Y si este canto tocó tu corazón, compártelo. Tal vez sea el medio que Dios use para alcanzar a alguien más.

A Él sea toda la gloria.

Autor: Sergio Granados
Ministerio / Blog: Precursores de Cristo.

Si este estudio edificó tu vida, siéntete libre de compartirlo con otros.

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