Introducción
Que podemos hablar del perdón, o mejor dicho que no se puede decir sobre el perdón. Todos hemos pasado por momentos de nuestras vidas que nos ha tocado la tarea más difícil para el humano, que es perdonar a otra persona o no hacerlo, dependiendo de tu elección. La elección de perdonar es una de las dicciones más difíciles para los humanos, que confrontamos en nuestra vida, al punto que si comparamos que es más difícil dejar ir a un ser querido que está en las últimas horas de su vida o perdonar a otra que nos ha herido profundamente, muchos no sabrían cuál elegir, no obstante, en la Biblia nos dice que nos tocó perdonar. Por eso debemos referirnos a la Biblia, primeramente, vamos a:
Efesios 4:32
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Notemos que Dios no dice “si nos sentimos listos”, sino “sed benignos… perdonándoos”. El perdón es un acto de obediencia más que de emoción. ¿Aquí vemos que Dios nos perdona y nos pide que nosotros también lo hagamos entre nosotros? Si Dios lo dice, ¿por qué no hacerlo?
También podemos referirnos al libro de:
Mateo 6:14-15
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Nuevamente vemos aquí que Dios nos pide que nos perdonemos y nos deja saber que si no lo hacemos Él no lo hará con nosotros. Se que es difícil algunas veces, pero tenemos que poner todo nuestro esfuerzo para poder hacerlo, recordando siempre que si no lo hacemos el Señor no lo hará con nosotros.
Ejemplo práctico:
Pensemos en situaciones del trabajo o con amigos: un comentario hiriente, un malentendido o una traición pequeña pueden parecer irrelevantes, pero si no los perdonamos, se acumula resentimiento que afecta nuestro ánimo, nuestra salud y nuestra capacidad de relacionarnos con otros.
También podemos ir a:
Mateo 18:21-22
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: ¿Señor, cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: no te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Aquí en los versículos anteriores podemos ver como Jesús nos dice que, aunque nos ofendan más de una vez, debemos de perdonar.
Colosenses 3:13
Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
No solo se trata de perdonar sino también de tener consideración con los demás, soportando las diferencias y las ofensas de otras personas. En lo particular he tenido que trabajar mucho en esto, por el temperamento que tengo yo, por la forma en que crecí y el ambiente donde me movía, lo que estamos expuestos a ver diariamente en todo el transcurso de nuestra vida. Esa es una de las razones del porqué es muy difícil perdonar a otras personas.
También lo vemos en nuestras propias familias: hay familias divididas y un hermano no perdona a otro por solo una discusión familiar; un padre que no perdona a su hijo por no obedecer o hacer lo correcto según su forma de ver las cosas; una madre que no perdona a su hija porque tuvo una relación antes del matrimonio y nació un hijo; y la lista se extiende. Las razones pueden ser incontables, pero no justificables, solo es lo que uno ve, pero no lo que los otros ven.
Por eso el Señor nos dijo que tenemos que soportarnos unos a otros, perdonarnos unos a otros, soportar la diferencia, soportar las contradicciones, soportar opiniones, aun no sean las mismas, como también debemos perdonar sin importar lo que sea, por muy grave que parezca nada comparado a lo que el Señor sufrió y padeció por nosotros sin merecernos nada de Él.
Marcos 11:25-26
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Consecuencias y Beneficios del Perdón
- Si no perdonamos: acumulamos resentimiento, dolor y falta de paz; nuestra relación con Dios se ve afectada; nuestra salud emocional y nuestras relaciones humanas sufren.
- Si perdonamos: liberamos nuestro corazón, experimentamos paz, reconciliamos relaciones y crecemos espiritualmente.
Incluso los pequeños actos de perdón en la vida cotidiana, como ceder en un conflicto, disculparse primero, o orar por alguien que nos hirió, generan un impacto profundo en nuestro espíritu y en quienes nos rodean.
Reflexión Final
“¿Alguna vez has sentido que perdonar es imposible, incluso después de todo lo que Dios ha hecho por ti?”
Ejercicio práctico:
Hoy, piensa en alguien a quien necesitas perdonar y da un paso concreto: una oración, un mensaje, o un gesto de reconciliación. No dejes que el resentimiento te robe la paz que Dios quiere para ti.
Autor: Sergio Granados
Ministerio / Blog: Precursores de Cristo.
Si este estudio edificó tu vida, siéntete libre de compartirlo con otros.

Deja un comentario