Introducción

La humanidad tiende a limitar a Dios con ideas humanas: lo ubicamos en un lugar físico, lo dividimos en “personas” o pensamos que Su poder depende de algún espacio. Sin embargo, la Biblia nos revela que Dios trasciende todo lo creado, y Su gloria no puede ser contenida ni siquiera por los cielos de los cielos (1 Reyes 8:27). Este estudio nos invita a profundizar en Su presencia, Su unidad y Su manifestación en Jesús y el Espíritu Santo a través del entendimiento del “Yo Soy”.


1. Yo Soy: Dios sin dependencia ni límites

  • Dios dijo a Moisés:

“Yo Soy el que Soy” (Éxodo 3:14).

  • Esto indica que Su existencia no depende de nada ni de nadie.
  • Incluso si nada hubiera sido creado, Dios seguiría siendo Dios.
  • Lección: La creación no define a Dios, solo revela Su poder y gloria.

2. Yo Soy y la omnipresencia de Dios

  • La humanidad tiende a imaginar a Dios en un lugar: un trono, un cielo, un templo.
  • La verdad es que Dios llena todo lo creado y trasciende todos los cielos.
  • Ejemplo bíblico:

“Ni los cielos de los cielos pueden contener Tu gloria” (1 Reyes 8:27).

  • Reflexión: La omnipresencia de Dios no es un concepto teórico; significa que ya estamos “dentro del cielo”, porque Él llena todo lugar, instante y realidad.

3. Yo Soy y sus manifestaciones

  • Jesús: manifestación visible del “Yo Soy” en la carne. Todo lo que hizo y enseñó fue Dios obrando en nosotros.
  • Espíritu Santo: manifestación activa del “Yo Soy” en acción, guía, revelación y transformación.
  • Clave: Jesús y el Espíritu Santo no dividen a Dios; son la manifestación de Su unidad y soberanía.

Advertencia contra la humanización:

  • Los diagramas trinitarios tradicionales y la enseñanza de “tres personas separadas” proyectan limitaciones humanas sobre Dios.
  • La revelación correcta del “Yo Soy” nos muestra que Dios actúa completo, pleno y soberano en todo momento y lugar.

4. Yo Soy y la eternidad

  • Dios trasciende el tiempo; Su existencia no tiene principio ni fin.
  • Nuestra mente humana lucha por comprender la eternidad, y por eso proyectamos ideas de lugares, jerarquías o límites sobre Él.
  • Lección espiritual: recibir la revelación del “Yo Soy” es aceptar que Dios es completo y eterno, incluso más allá de los cielos y de nuestra percepción.

5. Aplicación práctica

  • No necesitamos ir a un lugar para encontrarnos con Dios; Su presencia ya llena todo.
  • La adoración no depende de un templo físico ni de una manifestación visible; es reconocer que el “Yo Soy” está presente en todo.
  • La verdadera revelación nos libera de doctrinas que humanizan a Dios y nos permite vivir con la conciencia de Su unidad y omnipresencia.

Conclusión

El “Yo Soy” no es un nombre, aunque a veces se le agregue la palabra “Divino” para referirse a Dios. Lo que sí es, es la declaración de la existencia eterna, omnipresente y soberana de Dios. Entender esto nos libera de proyectar limitaciones humanas, nos revela que ya estamos dentro del cielo y nos invita a adorar y confiar en un Dios que trasciende todo lo creado.

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