Dios llama a su pueblo a volver a levantar lo que ha sido descuidado, poniendo primera prioridad en Él, para que la bendición y la manifestación del Espíritu vuelvan a fluir.

Hoy, muchas congregaciones están dormidas espiritualmente. No hablo solo de una iglesia local, sino de un fenómeno que se ve a nivel mundial. No importa la cantidad de miembros ni la infraestructura; lo que realmente falta es la manifestación del Espíritu, la pasión y la obediencia.

La iglesia, que Dios puso como su “gigante” en la tierra, debería ser una fuerza transformadora en la sociedad y en la vida de las personas. Sin embargo, permanece dormida en tiempos de guerra espiritual, mientras debería levantarse para cumplir su propósito.

  1. Falta de pasión y fe viva
    • La palabra y la oración se han vuelto formalidades; el fuego del Espíritu no se manifiesta como debería.
  2. Comodidad espiritual
    • Rutina, vida cómoda y ausencia de sacrificio han reemplazado la entrega total a Dios.
  3. Influencia del mundo
    • La cultura y los valores mundanos adormecen la visión del Reino y desvían al pueblo de su propósito.
    • Las largas horas de trabajo y ocupaciones diarias hacen que muchas personas tengan poco tiempo para oración, estudio de la palabra y servicio activo, dejando el corazón distraído y cansado.
  4. Desunión y apatía
    • La falta de unidad y compromiso debilita la fuerza colectiva de la iglesia.
    • Causas internas frecuentes:
      • Falta de discernimiento de los líderes: A veces se da prioridad a los que más ofrendan en lugar de a los que son más espirituales o tienen un verdadero corazón para Dios.
      • Competencia entre miembros: Peleas o rivalidades por ocupar el púlpito, el grupo musical, ministerios o roles de liderazgo generan división.
      • Preferencias y favoritismos: Cuando se priorizan talentos o aportes materiales sobre integridad y obediencia, se rompe la cohesión de la congregación.
      • Falta de comunicación y apoyo mutuo: La ausencia de un ambiente de colaboración y amor provoca que los miembros pierdan interés y se desconecten de la misión.
  5. Miedo a confrontar la verdad
    • La incomodidad de vivir y hablar la verdad mantiene al pueblo en pasividad.
  6. Falta de amor por las almas
    • Se priorizan rituales, comodidad o actividades internas por encima de la misión de alcanzar a los perdidos.

Conclusión de la introducción:
Esta realidad nos llama a reconocer lo que necesita ser restaurado en la iglesia y en nuestras vidas. Dios, a través del mensaje de Hageo, nos invita a despertar, reconstruir y restaurar lo que ha sido descuidado, para que la iglesia recobre su fuerza y propósito original.

  • Después de regresar del exilio babilónico, los israelitas reconstruían sus propias casas y se preocupaban por su comodidad personal.
  • Mientras tanto, el templo de Dios permanecía en ruinas, sin atención ni prioridad.
  • Resultado: todo esfuerzo producía poco fruto, frustración y estancamiento (v.6).
  • Dios los confronta directamente:

“¿Es tiempo para vosotros de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?” (Hageo 1:4)

  1. Prioridad invertida:
    • Israel se enfocó en su comodidad y casas; hoy, muchos cristianos y congregaciones se enfocan en proyectos propios, actividades sociales o logros personales más que en Dios y su obra.
  2. Fruto limitado:
    • Israel sembraba pero no cosechaba; hoy, la falta de pasión y obediencia provoca estancamiento espiritual y ministerial.
  3. Desunión y distracción interna:
    • Israel estaba ocupado en lo personal, descuidando la unidad; hoy, la iglesia sufre divisiones internas por favoritismos, competencias y liderazgo sin discernimiento.
  4. Influencia del entorno:
    • Israel vivía la presión del mundo babilónico y las necesidades materiales; hoy, los horarios de trabajo, la cultura y las distracciones mundanas limitan tiempo y enfoque para la oración, estudio y servicio.
  5. Llamado a la restauración:
    • Dios a través de Hageo les exige reconstruir el templo, poner a Dios en primer lugar y actuar con obediencia.
    • Hoy, el mensaje es el mismo: despertar y restaurar lo que ha sido descuidado, priorizando la obra de Dios sobre la comodidad, la rutina y las distracciones.

“En el segundo año del rey Darío, el día primero del mes sexto, vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Jozadac, sumo sacerdote, diciendo:”

Explicación ilustrativa:

  • Dios habla directamente a los líderes responsables de guiar al pueblo.
  • Imagina que tienes un equipo en tu iglesia o ministerio: si los líderes no priorizan lo espiritual, toda la congregación se desorienta.
  • Dios siempre empieza con quienes tienen autoridad para dirigir la obra, porque el cambio verdadero se filtra desde la dirección hacia toda la comunidad.

Aplicación práctica:

  • Hoy, Dios sigue llamando a líderes de iglesia, hogares y ministerios a estar alertas y a poner la restauración de Su obra como prioridad.
  • Cada uno de nosotros también puede preguntarse: ¿estoy ayudando a construir lo de Dios o solo lo mío propio?

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo de edificar la casa de Jehová. Entonces vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:”

Explicación ilustrativa:

  • El pueblo pone excusas para no atender la obra de Dios.
  • Imagina a alguien que siempre encuentra justificaciones para no orar, estudiar la Biblia o servir: “Estoy muy ocupado”, “Primero hago lo mío”, “No es el momento”.
  • Dios los confronta a través del profeta: las excusas no cambian la prioridad de Su voluntad.

Aplicación práctica:

  • Hoy, a veces nosotros también posponemos lo espiritual por comodidad, trabajo o distracciones.
  • Dios nos recuerda que siempre es tiempo de reconstruir, restaurar y ponerlo a Él primero, aunque todo lo demás parezca urgente.

Hageo 1:4-6 – Diagnóstico de la negligencia

“¿Es tiempo para vosotros de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Meditad bien vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, mas no os hartáis; bebéis, mas no os saciáis; os vestís, mas nadie se calienta; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.”

Explicación ilustrativa:

  • Dios señala la prioridad equivocada: mientras ellos cuidaban sus casas, el templo estaba desierto.
  • Imagina que inviertes todo tu tiempo y energía en tu trabajo, tu comodidad o tus proyectos personales, y olvidas lo que Dios te llamó a hacer: entonces todo esfuerzo parece vacío y sin fruto.
  • Las “sembranzas” de esfuerzo sin obedecer a Dios producen frustración: mucho trabajo, poco resultado, satisfacción que no llena el corazón.

Aplicación práctica:

  • Hoy, cuando descuidamos la oración, el estudio de la palabra o el servicio a Dios, nuestra vida espiritual se estanca, y aunque tengamos éxito en otras áreas, sentimos un vacío.
  • Dios nos invita a revisar nuestras prioridades: ¿qué hemos dejado “desierto” en nuestra vida y en nuestra iglesia?
  • La restauración comienza cuando ponemos a Dios primero y reconstruimos lo que estaba descuidado, aunque haya pasado tiempo o esfuerzo invertido en otras cosas.

Hageo 1:7-11 – Llamado a la acción y obediencia

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Considerad vuestros caminos. Subid al monte, traed madera, y reedificad la casa de Jehová vuestro Dios; y yo me apiadaré de vosotros. … Yo llamé la sequía sobre la tierra, sobre el trigo, el vino y el aceite, sobre todo lo que producen los campos, a causa de que mi casa estaba desierta, y vosotros corríais cada uno a su casa.”

Explicación ilustrativa:

  • Dios no se queda solo en señalar el problema, también da la instrucción clara: reconstruyan el templo.
  • Imagina a alguien que vive frustrado porque nada da fruto; Dios le dice: “levántate, actúa, empieza a reconstruir lo que has descuidado”.
  • La acción concreta trae restauración: no basta con lamentarse o sentirse culpable, hay que moverse y obedecer.

Aplicación práctica:

  • Hoy, reconstruir puede significar:
    • Restaurar nuestra vida de oración y estudio bíblico.
    • Poner primero el servicio y la misión de Dios en nuestra iglesia.
    • Reconectar relaciones quebradas y sanar divisiones.
  • La obediencia activa trae la bendición: Dios promete llenar y prosperar lo que estaba estéril, devolver fruto donde parecía imposible.
  • La sequía descrita no es castigo arbitrario, sino consecuencia de descuidar la obra de Dios; restaurar es volver a alinear nuestra vida con Su voluntad.

“El Señor de los ejércitos dice: La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera… yo derramaré paz y poder sobre este lugar…”

Explicación ilustrativa:

  • Después del esfuerzo inicial de reconstruir, Dios promete una gloria mayor que la que existía antes.
  • Imagina plantar un árbol que crece pequeño al inicio, pero que con tiempo, cuidado y obediencia se convierte en un gigante que da sombra y fruto abundante.
  • La restauración de Dios no solo recupera lo perdido, sino que lo supera, trayendo bendición, paz y fuerza espiritual.

Aplicación práctica:

  • Hoy, cuando restauramos nuestra vida espiritual o la iglesia:
    • No es solo volver a lo que había, sino que Dios quiere hacerlo mejor y más grande.
    • Nos da poder para vencer la apatía, desunión y obstáculos que antes nos detuvieron.
    • La restauración trae fruto duradero y transformación completa, tanto personal como comunitaria.
  • La promesa nos recuerda: obedecer y reconstruir vale la pena, incluso si el resultado inicial parece pequeño; Dios lo multiplicará.
  1. Reconocer la realidad
    • Hoy, muchas iglesias y cristianos viven como el pueblo de Israel: centrados en su comodidad, rutina y proyectos personales, mientras lo de Dios queda descuidado.
    • La consecuencia es frustración, fruto limitado, desunión y vulnerabilidad frente al enemigo.
  2. Aprender del pasado
    • Israel recibió la palabra de Hageo para despertar y reconstruir.
    • Ellos mostraron que la obediencia activa transforma lo estéril en fructífero.
    • La comparación nos recuerda que la iglesia moderna necesita levantar la mirada y alinear prioridades con la voluntad de Dios.
  3. Acción y obediencia
    • Como el pueblo de Israel fue llamado a reconstruir el templo, hoy estamos llamados a:
      • Restaurar nuestra vida de oración y estudio de la palabra.
      • Reforzar la unidad y amor dentro de la congregación.
      • Priorizar la obra de Dios sobre comodidad, rutina y distracciones mundanas.
    • La restauración comienza con un paso concreto de obediencia, aunque parezca pequeño.
  4. Esperanza y promesa
    • Dios promete que la gloria postrera será mayor que la primera (Hageo 2:9).
    • La restauración no solo devuelve lo perdido, sino que lo multiplica y lo llena de bendición.
    • Cada esfuerzo obediente tiene fruto duradero: vidas transformadas, iglesias fuertes y comunidades impactadas.

Mensaje final:

  • Dios llama a la iglesia a reconstruir lo que ha sido descuidado, poniendo Su obra y Su gloria como prioridad.
  • La restauración es posible si reconocemos lo descuidado, actuamos con obediencia y confiamos en Su promesa de gloria y fruto.
  • Hoy es el momento de levantar los cimientos de la obra de Dios, dejando que Su Espíritu transforme nuestra vida y nuestra iglesia.

Deja un comentario